Música

Algunas, como A la víbora de la mar o Los pollos de mi cazuela, son favoritas para marcar el ritmo mientras se hacen rondas y figuras: celebran la fiesta del cuerpo, porque se aplaude, se apura el paso o se hacen mímicas.
Otras desafían la memoria al encadenar ristras de elementos, como la conocida tonada Con real y medio, o revelan situaciones llenas de humor, como La perica o María Moñitos, a veces colmadas de disparates. También forman parte de las pantomimas o teatros que se acompañan con disfraces coloridos y personajes entrañables, o que destacan la relación con los animales, tan cercanos a los afectos de los más pequeños. La burriquita, El pájaro Guarandol o Los Chimichimitos regalan pinceladas de picardía e ingenio, en una tradición de “diversiones orientales” que se remonta a la época colonial. Otras melodías cantan la nostalgia y el amor, llenas de inocencia y dulzura, como La pájara pinta, o de melancolía, como Palomita blanca.
Esas canciones abren las puertas a historias lejanas, envuelven con sus notas la algarabía del juego y despiertan el ritmo del cuerpo siempre inquieto. Pero, sobre todo, conectan con sus letras y melodías a todos los habitantes de este maravilloso reino de la infancia.
con la alegría de la infancia!
