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La Merienda

Uno de los placeres más disfrutados en la infancia tiene que ver con la palabra mágica: merienda. Los manjares que acompañan la hora más ansiada, cuando la voz de mamá o de la abuela invita a un refrigerio. Se interrumpe por un rato el juego, se suspende el universo imaginario y las manos agradecidas se disponen al banquete.

Los golfeados esponjosos seducen con ese olor inconfundible a anís y papelón, una mezcla perfecta entre el dulce y el salado de un queso blando que los acompaña. Y qué decir de las polvorosas, que se deshacen apenas entran en contacto con la boca, como una explosión crujiente y azucarada.

Tampoco se pueden olvidar las torrejas redondas e infladas, con su capa cristalina por encima; crujientes y delgadas, parecen hojas de un árbol gigantesco.

Entre las tortas, siempre sobresale la que parece un panqué con vetas oscuras de chocolate: la marmoleada. O la que tiene el nombre más elegante: la marquesa, hecha con galletas y pudín de chocolate. Los dulces acompañan este festín: la mermelada de guayaba, la jalea de mango o las conservas de coco.

Y para los que aman otros sabores, no existe merienda más típica que un cachito: gordo, relleno de jamón y con una masa suave y delgadita. Aunque es difícil rechazar un tequeño, calientico, con su corazón de queso que se derrite y se estira mientras lo mordemos.

¡Disfrutemos estos manjares!
Con el estómago lleno
y el corazón contento.

Se viene la tardecita...
¿Hoy qué merendamos?

Torrejas

¡SON IRRESISTIBLES!

Torrejas

¡SON IRRESISTIBLES!

Las torrejas venezolanas son una versión de las torrijas, un postre de origen europeo que en la época medieval se hacía con pan duro. Históricamente, aparecen en Inglaterra, Francia (llamadas ”pain perdu”: pan perdido) y España, donde se comían impregnadas en vino o en leche.

Nuestra versión tiene una particular forma redondeada, coronada por burbujas que se levantan al freírlas, con una textura crujiente.

Un toque especial lo da la nieve de azúcar que cubre esta deliciosa merienda, ideal para acompañar una bebida caliente en las tardes lluviosas.

¡Pongamos manos a la masa!

Ingredientes:
300 gr de harina
Una pizca de polvo de hornear
15 gr de azúcar
5 gr de sal
25 gr de mantequilla
150 ml de agua

1. Vierte la harina en un bol, añade la pizca de polvo de hornear, y finalmente agrega el azúcar y la sal.

2. Mezcla bien, y una vez esté todo bien integrado, agrega el agua y la mantequilla.

3. Amasa hasta que te quede una bola suave, y deja reposar la bola durante unos veinte minutos.

4. Espolvorea un poco de harina y corta la masa en pequeñas porciones.

5. Forma bolitas y aplástalas con un rodillo hasta hacer un círculo delgado. Luego, estira con las manos cada con las manos para que se alargue.

6. Pide la ayuda de un adulto para lanzar cada torreja en un caldero con aceite bien caliente.

7. Retíralo cuando tengan un color dorado y espolvoréale azúcar.

¡Pongamos manos a la masa!

Ingredientes::
300 gr de harina
Una pizca de polvo de hornear
15 gr de azúcar
5 gr de sal
25 gr de mantequilla
150 ml de agua

1. Vierte la harina en un bol, añade la pizca de polvo de hornear, y finalmente agrega el azúcar y la sal.

2. Mezcla bien, y una vez esté todo bien integrado, agrega el agua y la mantequilla.

3. Amasa hasta que te quede una bola suave, y deja reposar la bola durante unos veinte minutos.

4. Espolvorea un poco de harina y corta la masa en pequeñas porciones.

5. Forma bolitas y aplástalas con un rodillo hasta hacer un círculo delgado. Luego, estira con las manos cada con las manos para que se alargue.

6. Pide la ayuda de un adulto para lanzar cada torreja en un caldero con aceite bien caliente.

7. Retíralo cuando tengan un color dorado y espolvoréale azúcar.

Sentirás al comer cada torreja cómo se llena tu boca de una explosión crujiente y dulce.

¡Una delicia que nunca pasa de moda!

Tequeños

DE AYER, HOY Y SIEMPRE

Tequeños

DE AYER, HOY Y SIEMPRE

Calienticos y con un corazón de queso que se estira, los tequeños son protagonistas en las fiestas de grandes y chicos.

Del tamaño de un dedo y rebosantes de sabor, ocupan un lugar especial en las meriendas, sobre todo si se bañan con un toque de “melao“ de papelón.

Su nombre proviene de la localidad de Los Teques, y su historia tiene un origen curioso: sus creadoras los bautizaron como “enrolladitos de queso”, pero se hicieron tan populares que la gente comenzó a llamarlos “tequeños” al llegar a Caracas en el antiguo tren de El Encanto.

¡Preparemos una buena ración!

Ingredientes:
250 g de harina
100 ml de agua tibia
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
2 cucharadas de mantequilla
½ kg de queso blanco salado

1. Coloca la harina sobre una mesa limpia y forma un volcán. En el centro, añade la sal, el azúcar y la mantequilla.

2. Agrega el agua poco a poco, mientras vas amasando, hasta obtener una masa firme y suave.

3. Déjala reposar durante media hora para que el gluten se active. Mientras tanto, corta el queso en bastones gruesos y cortos.

4. Espolvorea un poco de harina sobre la mesa y estira la masa con un rodillo hasta formar un rectángulo.

5. Corta tiras de masa del mismo grosor y envuelve cada trozo de queso desde una punta, enrollando la masa con firmeza.

6. Sella bien los bordes y coloca los tequeños sobre una bandeja.

7. Fríelos, con ayuda de un adulto, en abundante aceite caliente hasta que estén dorados y crujientes.

¡Preparemos una buena ración!

Ingredientes:
250 g de harina
100 ml de agua tibia
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
2 cucharadas de mantequilla
½ kg de queso blanco salado

1. Coloca la harina sobre una mesa limpia y forma un volcán. En el centro, añade la sal, el azúcar y la mantequilla.

2. Agrega el agua poco a poco, mientras vas amasando, hasta obtener una masa firme y suave.

3. Déjala reposar durante media hora para que el gluten se active. Mientras tanto, corta el queso en bastones gruesos y cortos.

4. Espolvorea un poco de harina sobre la mesa y estira la masa con un rodillo hasta formar un rectángulo.

5. Corta tiras de masa del mismo grosor y envuelve cada trozo de queso desde una punta, enrollando la masa con firmeza.

6. Sella bien los bordes y coloca los tequeños sobre una bandeja.

7. Fríelos en abundante aceite caliente hasta que estén dorados y crujientes.

Espera a que estén tibios y disfruta de esta apetitosa merienda. Eso sí:

¡es mentira que puedes comerte solo un tequeño!

Golfeados

ESPIRALES DE SABOR

Golfeados

ESPIRALES DE SABOR

Los “golfiaos” o golfeados tienen su origen en las primeras panaderías fundadas por migrantes canarios en la zona de Petare, al este de Caracas. Esponjosos y brillantes, ofrecen una combinación perfecta entre lo dulce y lo salado. El sabor del anís, el papelón y el queso se confunden en cada bocado.

El nombre es curioso: su forma en espiral recuerda la de un caracol o una semilla de café, a la que popularmente se le decía “golfiao”.

Cubiertos con una capa ámbar y un aroma inconfundible, estos dulces son infaltables a la hora de la merienda.

¡Hagamos esta maravillosa receta!

Ingredientes para la masa:
250 g de harina de trigo
100 ml de leche tibia
10 g (1 cucharada) de levadura instantánea
100 g de azúcar
1 pizca de sal
1 huevo
25 g de mantequilla
1 cucharadita de vainilla

Para el relleno:
50 g de mantequilla
100 g de papelón rallado
1 cucharada de semillas de anís dulce
200 g de queso blanco duro rallado
1 huevo batido (para barnizar)
4 cucharadas de papelón (para el glaseado final)

1. Tamiza la harina para evitar impurezas y colócala en un bol junto con el azúcar y la levadura. Luego añade al centro la mantequilla, el huevo y la vainilla.

2. Comienza a amasar mientras agregas poco a poco la leche tibia. Cuando obtengas una masa pastosa, pásala a la mesa enharinada.

3. Amasa durante unos 10 minutos hasta lograr una textura suave. Seguidamente, devuelve la masa al bol, cúbrela y deja reposar por una hora, hasta que doble su volumen.
4. Ya levada, espolvorea harina sobre la mesa y estira la masa con un rodillo hasta formar un gran rectángulo.

5. Unta la mantequilla del relleno sobre la masa, dejando libre el borde superior, y luego espolvorea el papelón rallado, luego el anís y 100 g del queso.

6. Enrolla con cuidado para no perder el relleno. Humedece el borde libre con agua para que se selle bien.

7. Corta el rollo en piezas de unos dos dedos de ancho (saldrán unos 10). Colócalos acostados sobre una bandeja forrada con papel para hornear. A continuación, déjalos reposar por media hora más.

8. Precalienta el horno a 180 °C.

9. Mezcla el huevo batido con las cuatro cucharadas de papelón y barniza cada golfeado, y luego distribuye el resto del queso por encima.

10. Hornea durante 20 minutos o hasta que estén dorados, y déjalos reposar hasta que estén tibios antes de servir.

¡Hagamos esta maravillosa receta!

Ingredientes para la masa:
250 g de harina de trigo
100 ml de leche tibia
10 g de levadura instantánea (1 cucharada)
100 g de azúcar
1 pizca de sal
1 huevo
25 g de mantequilla
1 cucharadita de vainilla

Para la cobertura:
50 g de mantequilla
100 g de papelón rallado
1 cucharada de semillas de anís dulce
200 g de queso blanco duro rallado
1 huevo batido (para barnizar)
4 cucharadas de papelón (para el glaseado final)
25 g de mantequilla
1 cucharadita de vainilla

1. Tamiza la harina para evitar impurezas y colócala en un bol junto con el azúcar y la levadura. Luego añade al centro la mantequilla, el huevo y la vainilla.

2. Comienza a amasar mientras agregas poco a poco la leche tibia. Cuando obtengas una masa pastosa, pásala a la mesa enharinada.

3. Amasa durante unos 10 minutos hasta lograr una textura suave. Seguidamente, devuelve la masa al bol, cúbrela y deja reposar por una hora, hasta que doble su volumen.

4. Ya levada, espolvorea harina sobre la mesa y estira la masa con un rodillo hasta formar un gran rectángulo.

5. Unta la mantequilla del relleno sobre la masa, dejando libre el borde superior, y luego espolvorea el papelón rallado, luego el anís y 100 g del queso.

6. Enrolla con cuidado para no perder el relleno. Humedece el borde libre con agua para que se selle bien.

7. Corta el rollo en piezas de unos dos dedos de ancho (saldrán unos 10). Colócalos acostados sobre una bandeja forrada con papel para hornear. A continuación, déjalos reposar por media hora más.

8. Precalienta el horno a 180 °C.

9. Mezcla el huevo batido con las cuatro cucharadas de papelón y barniza cada golfeado, y luego distribuye el resto del queso por encima.

10. Hornea durante 20 minutos o hasta que estén dorados, y déjalos reposar hasta que estén tibios antes de servir.

Es indescriptible la sensación de tener un golfeado en la boca.
Jugoso, con sus notas de anís, papelón y queso, se disfruta lentamente…

¡Como si nunca se quisiera terminar!

Marquesa de chocolate

¡GRACIAS A FRANCIA!

Marquesa de chocolate

¡GRACIAS A FRANCIA!

Este postre de nombre aristocrático llegó a Venezuela en el siglo XIX, durante la época de Guzmán Blanco.

Su fascinación por la cultura francesa trajo a nuestras mesas la ”Marquise au chocolat”, que pronto se transformó en la querida marquesa de chocolate. Suave y cremosa, esta torta fría y fácil de hacer combina el sabor profundo del chocolate con el inconfundible toque de las galletas María.

Un clásico de la repostería venezolana, amado por grandes y chicos en cualquier ocasión.

Así se prepara esta deliciosa merienda:

Ingredientes para el pudín:
4 yemas de huevo
125 g de azúcar
30 g de maizena
1 litro de leche
300 g de chocolate oscuro
1 cucharadita de esencia de vainilla
30 g de mantequilla sin sal

Para armar la torta:
Galletas María
Leche (para remojar las galletas)

1. En un bol, coloca las yemas y agrega el azúcar. Bate con un batidor de alambre hasta integrar bien.

2. Añade la maizena y mezcla hasta que no queden grumos, y luego incorpora poco a poco la leche, sin dejar de batir.

3. Lleva la mezcla al fuego, moviendo constantemente hasta que hierva y espese.
4. Coloca el chocolate troceado en un bol y vierte encima la mezcla caliente. Remueve hasta que el chocolate se derrita por completo y seguidamente añade la mantequilla y la vainilla, mezclando hasta obtener una crema uniforme.

5. En un molde de tu preferencia, coloca una capa del pudín de chocolate.

6. Remoja ligeramente las galletas María en leche y forma una capa sobre el pudín.

7. Alterna capas de pudín y galletas hasta terminar con una capa de pudín en la superficie.

8. Lleva el molde a la nevera por al menos dos horas, para que tome firmeza y frescura.

Así se prepara esta deliciosa merienda:

Ingredientes el pudín:
4 yemas de huevo
125 g de azúcar
30 g de Maizena
1 litro de leche
300 g de chocolate oscuro
1 cucharadita de esencia de vainilla
30 g de mantequilla sin sal

Para armar la torta:
Galletas María
Leche (para remojar las galletas)

1. En un bol, coloca las yemas y agrega el azúcar. Bate con un batidor de alambre hasta integrar bien.

2. Añade la Maizena y mezcla hasta que no queden grumos, y luego incorpora poco a poco la leche, sin dejar de batir.

3. Lleva la mezcla al fuego, moviendo constantemente hasta que hierva y espese.

4. Coloca el chocolate troceado en un bol y vierte encima la mezcla caliente. Remueve hasta que el chocolate se derrita por completo y seguidamente añade la mantequilla y la vainilla, mezclando hasta obtener una crema uniforme.

5. En un molde de tu preferencia, coloca una capa del pudín de chocolate.

6. Remoja ligeramente las galletas María en leche y forma una capa sobre el pudín.

7. Alterna capas de pudín y galletas hasta terminar con una capa de pudín en la superficie.

8. Lleva el molde a la nevera por al menos dos horas, para que tome firmeza y frescura.

Y ya tenemos este postre frío y suave que se desliza por la boca, ideal para hacer una pausa en una tarde calurosa o para saborear sin prisa en una ocasión especial.

¡Cada bocado de esta marquesa nos regalará una cremosa sensación!

Cachitos

CLÁSICOS Y DELICIOSOS

Cachitos

CLÁSICOS Y DELICIOSOS

El origen del “cachito” es incierto. Algunos dicen que lo inventó un panadero apodado “Cachito” y que por eso lleva su nombre. Otros aseguran que fueron panaderos portugueses quienes quisieron crear una versión más popular del pan de jamón.

Lo cierto es que este pan, de masa suave y dulzona, relleno de abundante jamón, es infaltable en desayunos y meriendas.

Su forma característica nace del modo en que se enrolla la masa, como un pequeño cuerno, tal vez de allí venga su verdadero nombre: cachito.

¡En casa los hacemos igual que en la mejor panadería!

Ingredientes:
250 g de harina
100 ml de leche
1 cucharada de sal
1 cucharadita de azúcar
2 huevos
3 g de levadura granulada
2 cucharadas de mantequilla o margarina
Jamón finamente picado (si lo deseas, puedes añadir tocineta, queso crema o queso mozzarella)

1. En un bol, coloca la leche tibia y disuelve el azúcar. Agrega la levadura y dos cucharadas de harina. Mezcla y deja reposar por 10 minutos para activar la levadura.

2. Incorpora el resto de la harina poco a poco, mezclando bien, mientras agregas la sal y sigues amasando.

3. Cuando la masa esté más compacta, aunque algo pegajosa, añade la mantequilla y amasa hasta que se absorba por completo. Sigue añadiendo harina hasta obtener una masa suave y homogénea.

4. Divide la masa en diez porciones iguales. Puedes pesarlas para mayor precisión, y luego forma bolitas con cada porción, estirándolas con el rodillo en forma de triángulo y dejando la parte superior más ancha.
5. Coloca el relleno de jamón en esa parte ancha, y luego dobla los laterales y la parte superior para sellar el relleno. Seguidamente, enrolla la masa hacia abajo, estirando ligeramente para formar el característico cachito.
6. Colócalos sobre una bandeja engrasada y deja reposar por una hora.

7. Precalienta el horno a 180 °C, y mientras tanto bate un huevo para pintar o barnizar cada cachito.

8. Hornea los cachitos por unos 25 minutos (o hasta que estén dorados), mientras preparas un almíbar ligero con azúcar y agua.

9. Retira los cachitos del horno, píntalos con el almíbar y vuelve a meterlos unos minutos para darles brillo. Finalmente, sácalos y déjalos enfriar ligeramente antes de servir.

¡En casa los hacemos igual que en la mejor panadería!

Ingredientes:
250 g de harina
100 ml de leche
1 cucharada de sal
1 cucharadita de azúcar
2 huevos
3 g de levadura granulada
2 cucharadas de mantequilla o margarina
Jamón finamente picado (puedes añadir tocineta, queso mozzarella o queso crema, si lo deseas)

1. En un bol, coloca la leche tibia y disuelve el azúcar. Agrega la levadura y dos cucharadas de harina. Mezcla y deja reposar por 10 minutos para activar la levadura.

2. Incorpora el resto de la harina poco a poco, mezclando bien, mientras agregas la sal y sigues amasando.

3. Cuando la masa esté más compacta, aunque algo pegajosa, añade la mantequilla y amasa hasta que se absorba por completo. Sigue añadiendo harina hasta obtener una masa suave y homogénea.

4. Divide la masa en diez porciones iguales. Puedes pesarlas para mayor precisión, y luego forma bolitas con cada porción, estirándolas con el rodillo en forma de triángulo y dejando la parte superior más ancha.

5. Coloca el relleno de jamón en esa parte ancha, y luego dobla los laterales y la parte superior para sellar el relleno. Seguidamente, enrolla la masa hacia abajo, estirando ligeramente para formar el característico cachito.

6. Colócalos sobre una bandeja engrasada y deja reposar por una hora.

7. Precalienta el horno a 180 °C, y mientras tanto bate un huevo para pintar o barnizar cada cachito.

8. Hornea los cachitos por unos 25 minutos (o hasta que estén dorados), mientras preparas un almíbar ligero con azúcar y agua.

9. Retira los cachitos del horno, píntalos con el almíbar y vuelve a meterlos unos minutos para darles brillo. Finalmente, sácalos y dejalos enfriar ligeramente antes de servir.

¡Siempre tienen un nosequé en su sabor que los hace únicos y entrañables!

Suaves, tibios y con el gusto inconfundible del jamón, los cachitos son perfectos para acompañar una bebida refrescante o un café con leche.

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