¿Ya cantó el gallo?
¿Se ve la estrella
en el cielo?

Antes de la medianoche del 24 de diciembre, las campanas llaman a la misa. En el cielo deslumbran algunos fuegos artificiales y, en la casa, la mesa se dispone para la cena en familia. En la plaza, se reúnen fervorosas las personas para celebrar el día en que el Niño Jesús ha nacido. Ya se dirigen a la iglesia y se escuchan los instrumentos ensayar. Es la misa más sentida, los pequeños esperan con ansias, los adultos se sienten conmovidos porque ya es hora de poner al niño en el pesebre.

La misa del gallo se celebra desde los tiempos más remotos de la cristiandad. Dicen que el gallo fue el primer animal que el Niño Jesús vio al nacer y que por eso esta liturgia se llama así. O también porque se celebra justo con el canto del gallo.

En los pueblos y parroquias de las grandes ciudades aún se conserva esta tradición, ya que es costumbre asistir a las misas de aguinaldo, que preparan a los creyentes para este encuentro con el recién nacido.